esús “hace nuevas todas las cosas”. Cuando al Maestro se le impone la certeza dde su muerte violenta, lo único posible para él. Si quería continuar con el proyecto de implantar el reino mesiánico y por consiguiente el reino de Dios, era integrar precisamente su muerte dentro de ese proyecto. Y eso fue precisamente lo que hizo, según la tradición de la última cena. Y es así como su muerte, aparentemente sello de fracaso de su misión, se convierte en nuevo camino para la realización del reino de Dios. Desde ese momento los doscípulos del Maestro resignificamos nuestros dolores y sufrimientos, y entregams felizmente la propia vida en los acontecimientos del mundo presente. Los mercedarios, religiosos y laicos, llamados por la “Trinidad Redentora”, vamos caminando entre luces y sombras, sosteniendo y cuidadndo las vidas denuestros hermanos cautivos, ayudándolos a descubrir la esperanza que nos trajo Jesús con su entrega.
Frente a los acontecimientos finales y trágicos que va a vivir el Maestro, su esperanza parece concentrarse en el reino de Dios del tiempo futuro. En Marcos 14,25 nos habla de este banquete en el reino de Dios, es decir, nos permite afirmar que a pesar de todo lo que va a vivir (sun inminente muerte violenta), la instauración del reino de Dios, que fue objeto de su misión, será y es una realidad que depende de la soberanía de Dios.
Anclados en la esperanza de Jesús, los mercedarios como promotores de esperanza en un mundo redimido por Él, testimoniamos su resurrección, abriéndonos a un horizonte nuevo, donde es posible recuperar la dignidad hijos e hijas, donde superando y rompiendo las ataduras de la muerte, nos abrimos a un camino nuevo, donde existe la posibilidad de recuperar la libertad perdida. Nos hacemos promotores de libertad y esperanza, llevando y compartiendo la luz de la Pascua en las nuevas formas de cautividad de hoy.
Como el Apóstol Pablo, queremos ser promotores de la resurrección de Jesús, llevando al mundo la verdad del anuncio del evangelio; queremos ser luz del resucitado, caminar en este tiempo pascual con nuestra humanidad restituida, transformada y redimida; queremos experimentar el perdón y hacer una profunda experiencia de Dios que afiance nuestra vocación y misión.
Nos ponemos bajo el amparto de la discípula fiel, nuestra Madre, ella que supo afrontar el dolor profundo de la muerte de su Hijo, y confió en los designios de Dios; para que discerniendo podamos mirar nuestro camino con esperanza a pesar de las confusiones que nos rodean. Que podamos sentir y experimentar que somos hombres y mujeres redimidos por Dios.
Fuente: La Merced en la liturgia 2023-2024
