P. FRANCISCO GARGALLO GASCÓN,
El liturgista vital
El padre Francisco Gargallo había nacido en Castellote (Teruel), el 24 de febrero de 1872; y se llamaron sus padres Manuel y Juana. Tomó el hábito de la Orden de la Merced el 10 de noviembre de 1889, en el convento de El Olivar, en donde también hizo la Profesión de votos simples, el 14 de noviembre de 1890. Pasó, luego, al Colegio Pío de San Adrián, de Roma, y cursó Filosofía y Teología en la Universidad Gregoriana. En la Ciudad Eterna emitió la Profesión de votos solemnes, el día 11 de febrero de 1894; fue ordenado de presbítero, el 4 de junio de 1896; y cantó su primera misa el 24 de dicho mes de junio. En Roma permaneció hasta el año 1912, desempeñando los cargos de Postulador de las causas de los Santos de la Orden, Procurador General ante la Santa Sede y Secretario General de la Orden. Durante su estancia romana, comenzó a redactar y a publicar el Directorium u Ordo para la celebración de la santa misa y rezo del Oficio Divino, que siguió componiendo y editando hasta el año 1926.
A su regreso a España, fue nombrado Maestro de Novicios en el convento de El Olivar (1913-1915) y continuó con los cargos de: Prior del convento de Barcelona (1915-1920), Rector del colegio de Lérida (1920-1923), Comendador del convento de El Olivar (1923- 1926), Superior de la fundación que se llevó a cabo en Puerto Rico (1927-1929) y, nuevamente Superior de El Olivar (1929 – 1936).
Ante las noticias estremecedoramente alarmantes que les iban llegando, los mercedarios de El Olivar tuvieron que abandonar el convento en los primeros días del mes de agosto de 1936, y lo hicieron en tres expediciones. Las dos primeras expediciones consiguieron llegar felizmente a Zaragoza, pero la tercera expedición, que dejó el convento a la media noche del día 3 de agostó, anduvo errante por montes (la Codoñera ) y cuevas (la del Cabezo Gordo ), sembrando de flores de martirio su rumbo incierto hacia la libertad.
El padre Francisco Gargallo alcanzó la diadema de mártir sobre una rastrojera de Muniesa (Teruel), el día 7 de agosto de 1936, mientras con el corazón y con los labios iba recitando el himno de acción de gracias al Señor: Te Deum laudamus; Te Dominum confiternur .
El padre Francisco Gargallo se distinguió por la callada discreción y por la prudencia gubernativa que hicieron de él un eficiente Secretario General de la Orden y un superior digno de ser amado; y fue realmente amado. Su sentido del orden y del detalle hicieron de él un liturgista nato, y se animó a escribir y a dar a la imprenta el Compendio de Sagradas Ceremonias y Prácticas Domésticas para uso de los Religiosos y Religiosas de la sagrada, real y militar Orden de Nuestra Señora de la Merced , Roma, 1923. El conocimiento que nuestro padre Gargallo tuvo de las normas litúrgicas no fue puramente cerebral, seco, de ceremoniero puntilloso para la escena del presbiterio, sino más bien fue un conocimiento jugoso, vital, cargado de amor al Señor de los misterios que se traducía en su edificante manera de celebrar la Santa Misa y en su modo digno de recitar el Oficio Divino. ¡Hasta de su muerte hizo un sublime acto litúrgico, pues, en la más solemne y gloriosa de sus procesiones - ¡la del martirio! - juzgó que cabía muy bien el himno Te Deum laudamus .
Fuente: “19 Palmas Mercedarias. Mártires de la Merced de Aragón en 1936”, Edición abril 2013.