En la historia de la Iglesia hay almas que, tocadas profundamente por la gracia, se convierten en testigos valientes de Cristo en su tiempo. Tal es el caso de la Sierva de Dios Teresa de Jesús Bacq, cuya memoria litúrgica se conmemora el 1 de junio, y que está unida de manera especial a la familia mercedaria, como fundadora de las Hermanas de Nuestra Señora de la Merced, congregación que se incorporó a la Orden en 1887.
Nacida en París el 16 de septiembre de 1825 en una familia luterana, fue durante sus frecuentes visitas a parientes católicos en Bélgica donde sintió el llamado de Dios a través del testimonio alegre de sus seres queridos. A la edad de 14 años, con consentimiento de sus padres, recibió el bautismo y la primera comunión, ingresando a la Iglesia Católica bajo el nombre de Isabel. Dos años más tarde, descubrió su vocación religiosa, la que vivió con profunda devoción mariana, entregándose al Señor de acuerdo a su lema de vida “a Jesús por María”.
Durante 18 años formó parte de la comunidad de las agustinas de Montrouge, bajo el nombre de Teresa de Jesús. Sin embargo, su deseo de un apostolado más misionero la llevó, en 1863, a dejar aquella comunidad con el apoyo de Monseñor Charles Lavigerie, obispo de Nancy, para fundar una nueva congregación al servicio del Evangelio. Esta obra encontró su plenitud en 1887 con la fundación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Merced, congregación que con fuerza misionera, espíritu de redención y ternura mariana, se unió a la gran familia mercedaria.
Madre Teresa de Jesús falleció el 1 de junio de 1896 en París. Su vida fue una síntesis admirable de fe firme, amor a la Virgen Inmaculada, disponibilidad a la voluntad de Dios y servicio a los más pequeños. Su lema, A.J.P.M. (A Jesús por María), resume su camino espiritual y su consagración total.
El proceso diocesano para su causa de beatificación concluyó el 30 de junio de 1994. Desde entonces, es venerada como Sierva de Dios, y su vida continúa siendo fuente de inspiración para quienes caminan en la senda de la redención mercedaria y del amor misericordioso.
La Provincia Mercedaria de Chile se une en oración, pidiendo que, si es voluntad de Dios, la Iglesia la eleve a los altares, para que muchos puedan conocer y seguir su ejemplo de fidelidad, humildad y pasión por el Reino.
Fuente: Secretaría Pastoral Provincia Mercedaria de Chile.
