27 de abril: San Pedro Armengol, religioso y mártir
Provincia Mercedaria
de Chile

27 de abril: San Pedro Armengol, religioso y mártir

Viernes 25 de Abril, 2025

 


NOTAS HISTÓRICAS

Los datos tradicionales de su vida nos recuerdan que nació en la Guardia dels Prats, en la provincia de Trragona, a mediados del siglo XIII. Su vida juvenil es el exponente de una violencia y rebeldía contra todos, que le hace toparse con las fuerzas del rey Jaime I, por lo que es condenado. 

Habiendo implorado el perdón, y por los méritos contraídos por su padre, de la noble familia de los Armengol, es indultado e ingresó en la Orden de la Merced, distinguiéndose por su fuerte espíritu de penitencia y su valir para llevar adelante las redenciones de cautivos, de tal forma que participó en varias de ellas. En la redención de 1266, fue nombrado redentor junto a fr. Guillermo de Florencia, dirigiéndose hacia Bujía, en la costa de Argelia. De esa redención se habla que redimieron 118 cautivos. Pero una vez preparados para embarcar y regresar a Barcelona les llegó la noticia que un grupo de 20 muchachos desesperanzados de ser liberados, y tentados con el señuelo de las promesas de sus dueños, estaban resueltos a renegar de la de cristiana. Deliiberaron los dos redentores y quedó como rehén fr. Pedro Armengol. Al no llegar en el tiempo convenido el precio del rescate, sufrió martirio, siendo colgado de un árbol. Sin embargo, no murió, sino que cuando llegó su compañero fr. Guillermo con el precio de rescate, lo encontró todavía con vida, que él atribuyó a la protección de la virgen María que lo sostuvo en la horca.

 

La iconografía del santo lo presenta por esta razón con la cuerda de la horca en el cuello. Vuelto a su convento llevó una vida de gran penitencia y austeridad, siendo motivo de veneración a lo largo de su vida. Murió en el convento de la Guardia dels Prats en 1304. Sus reliquias se conservan hasta el día de hoy en la ermita de su pueblo natal.

 

El Papa Inocencio XI confirmó el culto inmemorial el 28 de marzo de 1686, Al año siguiente fue concedido el rezo del Oficio y la celebración de la Misa propia, y su nombre fue incluido en el Martirologio Romano el 14 de octubre de 1688.

 

NOTAS PASTORALES

 

Vivir sin preocupaciones, sin pensar en el mañana. Vivir exprimiendo la vida como una naranja, hasta la última gota. Parece que el misterio de la vida es estrujarla. Sin dejar de degustar nada. Pedro Armengol parece que sabía mucho de disfrutar de la vida. Vivía en su mundo, rodeado de aquellos que le seguían el juego, aquellos que le permitían seguir siendo el centro del mundo. No valía la pena sufrir. La vida es corta, pensaba para sus adentros.

 

Seguramente hay mucho de Pedro Armengol en cada uno de nosotros. Y hacer un camino desde el egoísmo a la generosidad no es fácil. Nuestro hermano mercedario tuvo que encontrarse con la justicia del rey, que lo hizo recapacitar, con su padre que lo amaba a pesar de la vida disoluta que llevaba, y con el ejemplo de los frailes redentores de la Merced que le mostraban un ideal más grande, y una manera de ser un caballero de Dios.

 

El resto lo sabemos. Su conversión, su transformación. Fue generoso hasta el extremo de ser redentor y no tener miedo a ofrecer su vida por el rescate y libertad de los cautivos.

 

Nuestro mundo sigue estando necesitado de encontrarse con grandes ideales que lo muevan y lo desinstale, que lo hagan enfrentarse con la realidad dura y difícil, pero a la vez con la capacidad de amar, sin condiciones, para que la justicia no sea un castigo, sino un descubrir lo que es recto a los ojos de Dios.

 

Este mundo necesita de Pedro Armengol, pero a la vez necesita de la Merced que siga mostrando los ideales más altos de la redención, como generosidad sin límites, como amor sin medida al estilo de Jesús. Necesita de la Merced que sea casa de acogida y de fraternidad, de hospital para los que vuelven heridos, y necesitan el consuelo. Nuestro mundo necesita de la Merced que hable de justicia y libertad, que sea profética y a la vez encarnada en la realidad, que levante la voz y se incline para lavar las llagas de los cautivos. Una Merced como la que se encontró Pedro Armengol, y lo llevó de ser un egoísta encerrado en sí, a darse por entero a los cautivos.

 

En la memoria de san Pedro Armengol pedimos que Cristo, Pastor y Redentor, conceda a cuantos ha perdido el sentido de la fe y se han alejado de Dios, retornen a la casa paterna y se encuentren con una comunidad cristiana llena de amor y comprensión. También pedimos su intercesión por los jóvenes que sufren dificultades para adaptarse al mundo que les rodea y optan por la violencia, las drogas o la delincuencia, para que experimenten la intercesión de Pedro Armengol y les conduzca a ser auténticos protagonistas de su crecimiento personal y de su historia.

 

Fuente: “La Merced en la liturgia”, 2024-2025.

 

 

 

 



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