La comunidad de San Pedro Armengol de Chillán se congregó este sábado 29 de abril en una lluviosa tarde noche, para celebrar a su Santo Patrono y un año más de esta hermosa Capilla, compartiendo la Santa Eucaristía.
La celebración fue presidida por el Padre Eduardo Mella Droguett, cura párroco, acompañado por feligreses de las diferentes capillas que componen la Comunidad Mercedaria de Chillán.
En este IV Domingo de Pascua nos volvemos a encontrar para celebrar a Cristo resucitado, presente en medio de nosotros, ÉL es el Buen Pastor que nos conoce, nos ama y nos alimenta con su palabra y su Cuerpo para que tengamos vida abundante.
Celebramos el IV domingo de pascua en el que Jesús se nos presenta como el Pastor verdadero, y auténtico, dueño del rebaño que Él ama y por el cual se interesa. Jesús da su vida por nosotros; nos llama a cada uno por nuestro nombre y nos acompaña por las sendas que conducen a la felicidad.
Estamos invitados a vivir como comunidad cristiana reproduciendo su Evangelio en cada una de nuestras vidas para transparentarlo a través de nuestra entrega y servicio generoso. El proyecto es para todos los seguidores de Jesús; cada uno desde nuestra propia situación, estilo de vida y contexto en que nos encontramos.
La celebración terminó con un compartir fraterno, que con mucho cariño fue preparado por los hermanos de esta comunidad de San Pedro Armengol de Chillán.
UNOS DATOS HISTÓRICOS DEL SANTO MERCEDARIO.
Pedro Armengol, vino al mundo en la Guardia del Prats (Tarragona), a mediados del siglo XIII. Transcurridas la niñez y la adolescencia con su familia y apenas traspasado el umbral de la juventud, Pedro Armengol se vio arrastrado por las malas compañías al precipicio de la vida deshonesta y criminal del bandolero.
En un encuentro con gente de armas enviada por Jaime I a limpiar de maleantes la zona por donde debía transitar la comitiva real, Pedro Armengol se encontró, espada en mano frente a frente con su propio padre Arnaldo. La providencial circunstancia hizo que Pedro depusiera las armas ante su progenitor, le pidiera perdón y decidiera, con férrea voluntad, cambiar de vida.
El prestigio del padre libró al hijo del castigo merecido y Pedro Armengol pidió a los frailes de la Merced para que lo recibieran en la Orden, pues quería dedicar el resto de su vida a la obra de misericordia de la redención de cautivos. Recibido en la Merced, pudo ir dos veces a tierra de moros a desempeñar el ministerio de la redención. En el segundo viaje, en Bugía, el año 1266, se quedó de rehén por algunos cautivos. Mas no llegando a tiempo el dinero del rescate por el que se había quedado en prenda, fue colgado de una horca, en la que por singular protección de María se mantuvo indemne. Fray Guillermo de Firenze cuando llegó lo encontró vivo, al día siguiente del ahorcamiento con el dinero pactado. Como secuela de su martirio Pedro Armengol quedó con el cuello torcido para el resto de su vida. De regreso a España vivió durante casi cuarenta años retirado en el convento de Santa María del Prats, donde murió santamente el año 1304.
Felicidades a esta hermosa Comunidad, y a sus feligreses, que el Señor le siga regalando hoy y siempre su Bendición y María de la Merced, Nuestra Madre, les acompañe en este caminar y compromiso Cristiano...