Santiago, 13 de julio de 2022
Estimados hermanos:
Escribo estas letras en el avión, en nuestro viaje de retorno a Chile; y mis primeras palabras son para expresar mis agradecimientos por toda la fraternidad vivida en estos días en la Delegación. Los días compartidos, nos vuelven a confirmar que esta obra es de Dios y que, a pesar de todas nuestras fragilidades, Él se ha valido de nosotros para ir anunciando el evangelio Redentor.
Angola es un país de enormes contrastes, claramente los que han estado alguna vez en ese país, lo pueden confirmar. Del sufrimiento producido por una guerra civil, que incluso hasta el día de hoy evidencia las heridas que marcan profundamente a esta sociedad; convive un pueblo maravilloso marcado por la alegría, la esperanza y orgullosos de su cultura, que conmueve a los que tenemos la oportunidad de vivir algunos días en medio del pueblo humilde y sencillo de Angola. Sea en Luanda o en algunas de las aldeas que atiende nuestra misión de Quiculungo.
Por estos días, junto con el p. Carlos Ortega, quien me acompañó, hemos tenido la ocasión de dialogar, compartir la vida, los sueños, las esperanzas y los proyectos que van madurando al interior de nuestra Delegación. Son variados los desafíos que puedo identificar y que sobre los cuales profundizamos en nuestra asamblea. Simplemente los vuelvo a recordar y con ello. Invitarlos a que los tengan muy presentes.
Con el lema “30 años de servicio redentor”, este año conmemoraremos la llegada de los primeros mercedarios chilenos a estas tierras. Es profundamente significativo recordar que los primeros hermanos, lo hicieron en medio de la guerra civil que sufría este pueblo. Su presencia era un bálsamo de esperanza en medio del dolor que trae esa terrible guerra fratricida entre hermanos. A pesar de nuestras debilidades humanas, estoy cada vez más convencido que Dios y María nuestra Madre de la Merced, se sirvieron de esta presencia. para animar y sostener en la esperanza de muchos y muchas.
La celebración de estos treinta años, nos hacen mirar nuestra pequeña historia con profunda humildad y agradecimiento. Por lo vivido y por el testimonio de los hermanos que han pasado en estos años por nuestra Delegación; algunos ya no están con nosotros y otros han partido al encuentro de Dios. También es una oportunidad para pedir perdón por las sombras que en no pocas veces cubrió nuestra misión. Con todo, hoy es una oportunidad para seguir creciendo, aprendiendo de nuestros errores y potenciando todo lo bueno y santo que han marcado nuestro servicio en todos estos años.
La Delegación hoy, está frente a una enorme oportunidad histórica. Destaco por ejemplo la realidad vocacional: en los próximos tres años, tendremos 6 nuevos religiosos de votos solemnes, que se sumarán al trabajo de nuestra misión. Y el futuro se ve muy auspicioso en esta materia: cómo no dar gracias a Dios por este hermosos don que se nos regala en este importante aniversario.
Esta conmemoración tendrá dos hechos significativos: Un congreso sobre los desafíos de nuestra espiritualidad mercedaria vivida hoy en Angola y una Solemne Eucaristía de Acción de Gracias, fechas que esperamos anunciar prontamente.
Otro tema que quiero subrayar es lo que dice relación a la formación inicial en nuestra Delegación. Damos gracias a Dios por la vida y el proceso que están llevando los jóvenes en las distintas etapas de formación: Aspirantado, Postulantado, Noviciado y Seminario. No son pocos los desafíos que se presentan en esta área. Hay que seguir creciendo en los procesos de acompañamiento de cada uno de ellos y en los distintos criterios de discernimiento, iluminados por nuestro Plan Formativo vigente.
En lo que dice relación con la formación permanente, son evidentes los pasos que se están dando y el camino que tendremos que seguir en estas materias. Se está iniciando un proceso interesante al interior de nuestra Delegación, marcado por la incorporación de nuevos religiosos y las necesidades de un profundo y fraterno acompañamiento por parte de todos los hermanos.
Finalmente, un tema que nos parece importante para todos y en el que hay que seguir dando pasos, es lo que dice relación a los futuros proyectos que permitan, de alguna manera, ir creciendo en lo que corresponde a la sustentación económica. La nueva estructura que ya se va perfilando, nos permiten avanzar en esa dirección. Conjugando oportunidades con responsabilidad y planificación.
Estimados hermanos. Con los ojos puestos en Cristo Redentor y en María nuestra Madre de la Merced, miramos agradecidos nuestros caminar. Reconociendo con profunda humildad las sombras propias de toda actividad humana, pero con la confianza en el Señor Jesús que ha ido construyendo esta historia mercedaria.
Con afecto:
Fray Mario Salas Becerra O. de M.
Superior Provincial
