El 10 de agosto de 1218, se constituyó oficialmente la Orden de Santa María de la Merced de la Redención de Cautivos, con toda solemnidad y notoriedad, en el altar mayor, erigido sobre la tumba de santa Eulalia, de la Catedral de la Santa Cruz de Barcelona.
En su mensaje, el Santo Padre ensalza la responsabilidad social de los pequeños y medianos empresarios. Aquellos que, por ejemplo, tienen un taller o un comercio “invierten en la vida generando bienestar, oportunidades y trabajo”, dice, y subraya el impacto negativo que tienen las crisis en las pequeñas y medianas empresas.
En este domingo, Jesús nos exhorta a venderlo todo, proponiéndonos una radicalidad que nos puede incomodar bastante, sobre todo, cuando privilegiamos el apego a los bienes materiales. El discípulo tiene que aprender a mirar su vida no desde la vida común y corriente sino “desde el Reino”. Esa es la gran riqueza para el discípulo auténtico.